jueves, 12 de mayo de 2011

Una mujer no sabe perdonar porque no tiene acceso al olvido. Desde niña le han ordenado 'No te olvides', y ella pensó que no tenía que olvidarse de nada.
Una mujer esta expuesta y casi siempre en carne viva, cicatrizando. Tapandose las heridas para que no le hechen vinagre sobre ellas. Los hombres no pueden resistir la tentación de hechar vinagre sobre las heridas, y ponen la excusa de intentar curarlas así. Por eso justifican las luchas, las guerras, las competencias despiadadas y crueles y dicen que son beneficiosas o necesarias..
Una mujer aun derrotada, desecha, desahuciada,
se levanta igual. Vuelve a empezar, vuelve a repetir los gestos de amor, de la espera, del asombro. Y repite las mismas preguntas, una vez, mil veces, un millon de veces, aunque la respuesta no sea la buscada, la esperada, la necesitada, la que la resucite o la que la haga brillar. Y seguirá preguntando incansablemente, insaciablemente. Seguirá preguntando: "¿Me querés? ¿Me querés? ¿Me querés?"

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